Darío Aguilar
Darío Aguilar
Obras náufragas
por Patricia Rizzo
(…) que cada cual escoja su morada única
su mansión eterna e infinita.
Un solo mandato, un goce, un deseo,
una maldición, un peso una medida,
un dios, un rey, una ley.
El libro de Urizen, cap. II.8
William Blake
Expresiones emocionales más que representaciones de la realidad objetiva, distorsiones deliberadas en las formas y alguna insistencia en dibujos cerrados y angustiosos dan a la producción de Darío Aguilar una rara unicidad; las imágenes parecen recordar instancias conocidas, en algunos casos de rasgos expresionistas, pero conservan un fuerte sentido de irrealidad acentuado por la elección del color, con fuerte preponderancia en las paletas frías.
La expresividad interna que evidencian sus piezas sin embargo, se aleja de la angustia existencial, parece haber una búsqueda de neutralidad y de un regodeo en el hacer de la pintura. Las composiciones varían en temática y orden, como un estudio continuado y a veces en series de diferentes formas, dibujos, pinturas, carbonillas, con las que investiga también en la elección de soportes diversos; en esta última etapa, en bloques de distintos formatos que están a medio camino entre la narración en el plano y la construcción de un objeto. Asimismo, en la maniquea selección del color aparece un raro mix entre naturalista y ficcional, hay cierto clasicismo en las composiciones, definitivamente fuera de lo que podría clasificarse como lo más frecuente en las obras más contemporáneas, se trata de una obra más bien atemporal, pensada y repensada que se percibe como madura. Señala a un romántico tardío, que en algunos casos atraviesa un camino tortuoso de llegada a la pieza final, con idas y vueltas y reflexiones cruzadas.
Estas se interrelacionan en detalles, en líneas olvidadas o discontinuas que en alguna instancia reaparecen, concebidas como unidades separadas y absolutas, pero que comienzan en alguna otra que las precede. Estas obras náufragas no se revelan por impacto inicial, más que otras necesitan ir mostrándose paulatinamente, a través de la contemplación. Como muchas veces en la oscuridad, ésta parece completa hasta que de a poco, se comienza a ver.
Patricia Rizzo